El Barça necesitaba un nuevo aire y Flick se encargó de ello. Los partidos ante la Real Sociedad y el Celta supusieron una decepción tanto en forma como en resultado, pero ante el Brest volvimos a ver al equipo dominador de los primeros meses, más controlador incluso que en muchos partidos, pero igual de demoledor en la creación de jugadas ofensivas.
Flick se enfrentó un día más a la baja de Lamine Yamal, pero esta vez cambió el planteamiento. Sin Gavi y con la entrada de Fermín, el alemán devolvió a Dani Olmo al centro para que actuara como mediapunta, dejando que el andaluz partiera desde la banda izquierda.
Un planteamiento sobre el papel que se difuminaba con los movimientos que se producían una vez que el Barça tenía la pelota en su poder. Marc Casadó y Pedri se quedaban en la base de la jugada, con más libertad para que el canario dirigiera el juego desde atrás, Dani Olmo se movía sin parar entre líneas, en esa zona de la mediapunta donde brilla como nadie, y Fermín demostraba nervio y resistencia para aparecer por dentro constantemente.
Se formaba constantemente un cuadrado que generaba superioridades en cualquier zona del campo y que sacó lo mejor de todos sus integrantes. Marc Casadó se desfondó con y sin balón como de costumbre, consciente de que el próximo sábado le tocará descansar a la fuerza tras la tarjeta roja que vio en Vigo. Pedri demostró una vez más que viendo el fútbol de cara y con libertad de movimiento puede dominar un partido a su antojo y sacar a relucir su magia como demostró con el pase a Lewandowski que provocó el penalti del primer gol.
Olmo, por dentro
Un escalón por delante, Fermín generó situaciones de peligro una y otra vez con sus apariciones por sorpresa, completamente indetectable para la defensa rival, aunque esta vez le faltó más acierto en el remate. La realidad es que pudo irse del encuentro con un par de goles.
El último integrante del cuadrado, un Dani Olmo que estuvo muy apagado en la banda izquierda en Vigo y que volvió a la zona central para hacer diabluras, siendo mucho más protagonista que en el último partido, ofreciéndose a sus compañeros como el socio ideal y culminando su actuación con un tanto que define a la perfección su inteligencia, su técnica exquisita y su capacidad para ser determinante.
El cuadrado, apoyado en Raphinha y Lewandowski, funcionó a las mil maravillas. El regreso de Lamine provocará un nuevo cambio táctico, pero Flick demostró al fin que tiene trucos para evitar que la ausencia del ‘19’ sea un drama.