Si el humo blanco emanó este jueves de la Ciudad del Vaticano, desde Florencia se hizo lo propio, pero esta vez con tintes verdiblancos. El Real Betis Balompié se ganó merecidamente en el Artemio Franchi el pase a su primera final europea de la historia tras una prórroga de infarto que pasará al recuerdo de la afición bética. En la final de Wroclaw espera el Chelsea, una última prueba para un equipo que ya es historia en Heliópolis, pero que quiere el colofón final con la Conference League.
La puesta en escena del Real Betis en un Artemio Franchi desangelado por las obras del estadio no pudo ser mejor. Pellegrini salió sin miedo a pesar de la ventaja conseguida en el partido de ida (2-1), consiguiendo así llegar con peligro siempre fiel a su estilo de juego. El ritmo era brillante, el ímpetu encomiable… aunque a los verdiblancos les faltaba el último pase en tres cuartos. Sin acierto delante, la Fiorentina amenazaba con transiciones rápidas que recordaban al Betis que el encuentro requería de mantener la concentración en todo momento.
Antony redobla su apuesta
Los italianos fueron creciendo por momentos, motivados por la poca contundencia del Betis arriba. Un milagro evitó el primero de los de Palladino en una acción que tanto Bakambu como Bartra sacaron bajo palos. En momentos de dificultad fue cuando apareció nuevamente Antony, que avisó a De Gea con un disparo que el guardameta sacó con una mano espectacular. El brasileño redobló su apuesta unos minutos después con un magistral lanzamiento de falta al palo del portero que rebotó en el poste y se metió para dentro (0-1).
El Betis conseguía lo más difícil abriendo el marcador, aunque iba a echar a perder todo por tierra unos minutos después con dos acciones prácticamente calcadas a balón parado. Gosens remató primero el córner de Mandragora para empatar el partido (1-1) y, acto seguido, el germano volvía a cabecear un saque de esquina, esta vez botado por Adli, para igualar la eliminatoria (2-1). El jarro de agua fría fue tremendo para el Betis, que se fue a vestuarios consciente de que en un partido de este nivel no se pueden encajar dos tantos a balón parado.
Abde, el héroe final
Tras el paso por vestuarios, el Betis decidió dar un paso atrás intentando especular más con el balón. Antony intentaba sacar a su equipo de la cueva, aunque el conjunto viola llevó el partido a su terreno ante los esfuerzos del Betis de sacarse la presión italiana de encima. El partido llegó a la prórroga, donde una acción soberbia de Aitor Ruibal dejó a Antony en una posición perfecta para asistir a Abde y que el marroquí reventara la eliminatoria perforando la portería de David De Gea (2-2). El Betis aguantó el marcador y se ganó merecidamente el pase a su primera final europea tras un partido de infarto.
